Una de las acusaciones más frecuentes que suelen esgrimirse contra el filósofo francés de ascendencia argelina Albert Camus, es la de resultar moralista, casi equidistante, que no aceptaba las contradicciones que una revolución que pretendía acabar con las desigualdades de clase conlleva. Pero no deja de tener su ironía que aquellos que, en general marxistas, sostienen este argumento, a favor por cierto de Jean Paul Sartre —pero también de Merleau-Ponty o Jeason, éste último el oponente más feroz de Camus— con quien como es ampliamente sabido, Camus disputó sobre este tema a raíz de su escrito "El hombre rebelde", se encuentren ellos mismos lejos de sufrir en carne propia las contradicciones de una revolución de este tipo. —El propio Sartre no participó abiertamente durante la resistencia francesa, se limitó a escribir desde su sillón, como Camus le reprocharía, cosa que éste sí hizo. De ello Sartre sólo pudo defenderse diciendo que él no luchaba por evitar que se produjera historia, sino para hacerla. Más tarde, Jean Paul Sartre le reprocharía a Camus no militar en el partido, cosa que sí había hecho en el pasado. Para él esto se asemejaba a un empate. Tras la muerte de Camus, Sartre lideró algunas de las revueltas más populares de su país—. Y si se las imaginan, ligeramente, nunca es como víctimas. Es fácil defender a la URSS (o a cualquier transición sangrienta de la historia) tildando de moralista impoluto a Camus cuando no eres tú quien se está pudriendo en un Gulag o en un campo de concentración. —Desde luego que también es bien sencillo suprimir nuestro escepticismo y tomar a la Unión Soviética como una caricatura diabólica de sí misma, comparándola al genocidio nacional socialista alemán, cuando el marxismo, filosofía profunda, al contrario que aquella que fundó el fascismo, no hacía necesaria una purga homicida más que en la medida en que un hombre es lo que hace; no es lo que es, por determinación del nacimiento, como sostendrían filosofías fascistas, sin medida de las intrincadas relaciones sociales que se producen en la vida en comunidad, que en su apartado económico el marxismo describió a menudo con precisión y posteriores sociologías han extendido.
Sartre, Camus, Beavouir, Picasso y otros intelectuales |