viernes, 7 de abril de 2017

20 aforismos de Emil Cioran (Del inconveniente de haber nacido)

Del inconveniente de haber nacido es una colección de aforismos del escritor rumano Emil Cioran. Publicado en 1973, en esta obra será central el tema de la vida como accidente irreparable, pérdida de un paraíso en la muerte, el hastío o la nada.


Fotografía en blanco y negro de Cioran pensativo.
Emil Cioran

Aquí los 20 aforismos añadidos por orden de aparición en el propio libro:

«No corremos hacia la muerte; huimos de la catástrofe del nacimiento. Nos debatimos como sobrevivientes que tratan de olvidarla. El miedo a la muerte no es sino la proyección hacia el futuro de otro miedo que se remonta a nuestro primer momento».
 
«No hago nada, es cierto. Pero veo pasar las horas —lo cual vale más que tratar de llenarlas».
 
«Sé que mi nacimiento es una casualidad, un accidente risible, y, no obstante, apenas me descuido me comporto como si se tratara de un acontecimiento capital, indispensable para la marcha y el equilibrio del mundo».
 
«No reducirse a una obra; sólo hay que decir algo que pueda susurrarse al oído de un borracho o de un moribundo».
 
«Todo es; nada es. Una y otra fórmula aportan igual serenidad. El ansioso, para su desgracia, se queda entre las dos, tembloroso y perplejo, siempre a merced de un matiz, incapaz de establecerse en la seguridad del ser o de la ausencia de ser».
 
«Me gustaría ser libre, inimaginablemente libre. Libre como un ser abortado».
 
«Mientras actuamos tenemos una finalidad; una vez terminada, la acción no tiene más realidad para nosotros que el fin que hemos perseguido. Nada consistente había, pues, en todo eso, salvo el juego. Pero hay quienes tienen conciencia de ese juego durante la acción misma: viven la conclusión en las premisas, lo realizado en lo virtual, minan lo serio por el hecho de existir».
 
«La lucidez es el único vicio que hace al hombre libre: libre en un desierto».
 
«Confesamos nuestras penas a otra persona sólo para hacerla sufrir, para que cargue con ellas. Si quisiéramos que se apegara a nosotros, le hablaríamos de nuestros tormentos abstractos, únicos que acogen con presteza todos los que nos aman».

«Si el apego es un mal, hay que buscar su causa en el escándalo del nacimiento, pues nacer es apegarse. El desapego debería, pues, aplicarse a hacer desaparecer las huellas de ese escándalo, el más grave y el más intolerable de todos».
 
«Si el hastío del mundo confiriera por sí solo la santidad, no veo cómo yo podría evitar la canonización».
 
«Nadie ha vivido tan apegado a su esqueleto como yo al mío: de ello ha resultado un diálogo sin fin y algunas verdades que no acabo de aceptar ni de rechazar»
 
«No existe un sólo instante en el que no haya estado consciente de encontrarme fuera del Paraíso».
 
«No merece la pena matarse: siempre lo hace uno demasiado tarde».
 
«La luz se prostituye a medida que se aleja del alba y avanza en el día, y sólo se redime —ética del crepúsculo— en el momento de desaparecer».

«Ser objetivo es tratar al prójimo como se trata a un objeto, a un muerto, es comportarse con él como un sepulturero».

«Cualquier misántropo, por muy sincero que sea, recuerda en ocasiones a ese viejo poeta clavado en su lecho y completamente olvidado que, furioso contra sus contemporáneos, había decretado que no
deseaba ya recibir a ninguno. Su mujer, por caridad, iba de vez en cuando a llamar a la puerta...»

«Los dolores imaginarios son, con mucho, los más, reales ya que se les necesita constantemente y se inventan porque no es posible prescindir de ellos».

«Por muy desengañados que estemos, es imposible vivir sin alguna esperanza. Siempre conservamos una, a pesar nuestro, y esa esperanza inconsciente compensa todas las demás, explicitas, que hemos rechazado o agotado».
 
«El futuro sólo se vuelve temible en cuanto uno no está seguro de poder matarse en el momento deseado».

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