martes, 7 de mayo de 2019

Metafísica del click (Periodismo, Revolución y Sociedad del espectáculo)

Decía el filósofo francés Guy Debord, fundador del movimiento situacionista, que el espectáculo «es lo que escapa a la actividad de los hombres, a la reconsideración y corrección de sus obras. Es lo contrario del diálogo. Donde quiera que haya representación independiente, el espectáculo se reconstituye». Pero, ¿qué es el Espectáculo? El Espectáculo no es su interpretación vulgar, que es una cierta pantomima cinematógrafica, ni los personajes que la desarrollan, aunque sin duda este concepto vulgar de “espectáculo” no cabría apenas fuera del concepto de Espectáculo. El Espectáculo debordiano consiste, pues, en la dominación de la vida social por la economía, en la degradación del ser al tener, y del tener al parecer. La economía del perpetuo desarrollo, de la producción sin fin, negación de los fines por la posesión de la vida individual devenida en mera apariencia, en mercancía. Así Debord recogía el concepto marxista del fetichismo de la mercancía para reinterpretarlo como la visión de un momento histórico, que no es sino «una cosmovisión objetivada». El Espectáculo es la culminación de este proceso que finaliza en la abstracción de la perspectiva económica, que totaliza efectivamente una visión mercantil e industrial del mundo para desposeer al individuo de sí mismo, esto es, vaciarlo a fuerza de sopor: sopor de un “sí mismo” vaciado por el mundo mediatizado de las imágenes.
 
Guy Debord leyendo una revista
Guy Debord

martes, 29 de enero de 2019

Fragmento: La peste religiosa (Johann Most)

Johann Most fue un militante anarquista alemán, periodista y alborotador terrorista nacido el 5 de febrero de 1846. Most fue teórico de la propaganda por el hecho, un militante radical que suscitaba muchas incomodidades por la brutalidad de sus expresiones y sus políticas.  Sus escritos más conocidos, junto a éste que les presentamos, fueron "Capital y trabajo", obra resumen de la obra de Marx "El capital" que éste y Engels corrigieron aunque ambos quedaron insatisfechos del trabajo, y "La bestia de la propiedad".  Al final de su vida, Most abandonó la política y se dedicó a la elaboración de tácticas terroristas. Johann Most falleció el 17 de marzo de 1906 de erisipela en Ohio, Estados Unidos.
 
Fotografía del anarquista Johann Most cuando apenas tendría unos treinta años.
Johann Most
 
A continuación, les ofrecemos un fragmento de su belicoso texto anti-religioso titulado "La peste religiosa" que pueden encontrar íntegro aquí
 

miércoles, 16 de enero de 2019

Breve apunte sobre el amor en Schopenhauer

En la “Metafísica del amor”, Schopenhauer aprueba que los amantes renuncien a sus disposiciones matrimoniales impuestas por la familia o la sociedad, pues considera que, de esta forma, seguían la pasión más noble de sus instintos naturales en beneficio de la especie, pese al perjuicio que sufría su felicidad individual si escogían entre sus amantes a pobres seres sin recursos. Considera, asimismo, que si la especie humana se hallaba enferma, decadente, miserable era a causa de estos conciertos políticos matrimoniales, que impedían el curso natural de la reproducción de la especie entre seres que verdaderamente se atrajesen y que traería así al mundo hombres mucho más capaces que los anteriores, a razón de que la unión que los había concebido obedecía los intereses de la especie.
 

sábado, 22 de diciembre de 2018

La sociedad del espectáculo (Guy Debord)

La sociedad del espectáculo es un ensayo filosófico en clave marxista del intelectual francés Guy Debord, nacido en París en 1931 y fallecido el 30 de noviembre de 1994. Debord fundó asimismo la revista Internacional Situacionista, a la que pertenecieron, entre otros, los filósofos Raoul Vaneigem y Eduardo Rothe. Las tesis de La sociedad del espectáculo se deben encuadrar, como se ha dicho, entre la filosofía crítica marxista, dada la exploración de conceptos tales como enajenación, fetichismo de la mercancía o reificación que Debord lleva a cabo para extraer sus conclusiones.
 
Guy Debord

viernes, 7 de diciembre de 2018

Un apunte sobre la crítica a la ciencia

Cuando desde las ciencias sociales o la filosofía se critica algún concepto de las ciencias naturales o algún “saber” científico, éstas a menudo se repliegan y se defienden apelando a su estatus. Pero este estatus nunca se justifica por sí mismo, como si obedeciéramos un mandato divino mediante el cual lo científico estuviese por definición probado de antemano —cuando precisamente la ciencia, si quiere funcionar como tal, debe operar del modo opuesto: la ciencia está obligada a derrotar el dogmatismo que su éxito descriptivo le impone.
 
De esto existen innumerables ejemplos: cada vez que, por ejemplo, alguien apela a las ciencias biológicas para, sin más razón que el estatus científico de éstas, tachar de “anticientíficas” a las teorías críticas con la idea del género, sin esforzarse en comprender a dónde pretenden llegar éstas. La famosísima y denostada afirmación de Heidegger “la ciencia no piensa” puede significar, simplemente, que no lo hace críticamente sobre sí misma: porque "si pudiese pensar, se detendría" como diría Pessoa del corazón.  «Que la ciencia no sabe pensar, no es ningún defecto, sino una ventaja. Sólo eso le asegura la posibilidad de acceso a una determinada región de objetos, según el modo de la investigación, y que se establezca en ella». No es que las teorías críticas con el género sean acertadas o no lo sean: es que la respuesta “científica” que se les da casi siempre es dogmática: implican que el saber científico es incontestable, cuando su historia demuestra infinitas cargas ideológicas con que la cultura sabotea su presunta objetividad. La respuesta a una crítica no puede ser volver al saber científico que la crítica reprendía: tiene que justificar ese conocimiento como tal. No basta con señalar el saber cuando la crítica reflexiona precisamente sobre la legitimidad y la ingenuidad del saber. El conocimiento necesita un diálogo constante más o menos destructivo: dialéctica de la escisión.
 
La crítica filosófica o social de un concepto científico siempre es paralela al conocimiento que éste nos revela, es decir, que la crítica ante todo tratará de hacernos meditar qué conocimientos hemos supuesto para asimismo alcanzar este último eslabón del conocimiento, razón por la cual el propio conocimiento no vale ya como medida de ninguna verdad. La crítica tiene, si se quiere decir así, un proceder siempre truculento, no sólo porque implica una amplia gama de saberes necesarios de que dispone según el caso para enfrentar un saber concreto, sino porque escarba con malicia en ellos, pretendiendo así no florecer ningún conocimiento, sino pudrir los frutos que éste conocimiento criticado pueda ofrecernos. O lo que es lo mismo: la crítica funda allí donde penetra un saber añadido al conocimiento científico, saber que significa únicamente que ningún saber es genuinamente perfecto, aunque pueda calcular más o menos unas cosas y predecir otras, sin que se le pueda añadir un solo “pero” o siquiera un matiz nuevo.


sábado, 10 de noviembre de 2018

Sobre el humor negro reaccionario en medios virtuales

Desde hace unos pocos años se viene instalando en las redes sociales un perfil de reaccionario que emplea el humor negro para hacer propaganda de su ideología. Y si bien constatar lo siguiente no es el objetivo primordial de este artículo, al menos no lo es personalmente, tengo la sensación de que usan el humor negro porque no son capaces de articular razonamientos más complejos ni de profundizar demasiado, por lo tanto, en las ideas que caricaturizan: que en el fondo creen agudas y cruciales las mistificaciones y simplificaciones de sus caricaturas cada vez más inoportunas e impotentes. No es sólo que su consustancial prepotencia humana ciegue sus consciencias sobre las mediocridades de sus palabras lo que, a fin de cuentas, nos sucede a todos de un modo u otro — lo advierte hasta la biblia, que en Mateo 7:5 dice: «saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano».— : es que además tienen miles de seguidores que aplauden por sistema su brutalidad.

autorretrato caricaturesco de goya
Autorretrato de Francisco de Goya donde
se caricaturiza a sí mismo como
a un Autor Importante.
 

lunes, 5 de noviembre de 2018

Vida de Santa Catalina de Siena (San Raimundo de Capua)

Vida de Santa Catalina de Siena es una obra escrita por San Francisco de Capua en 1947sobre la mística y escritora Catalina Benincasa, santa católica nacida en 1347 y fallecida en 1380 a quien se le atribuyen diferentes milagros. San Francisco, además de biógrafo de la Santa, fue un religioso italiano nacido en Bolonia en 1330 y fallecido en Nurembega en 1399.


santa catalina de siena acosada por demonios
 Santa Catalina de Siena acosada por demonios.
Anónimo.